Augusto Boal nació en Río de Janeiro en 1931, hijo de un panadero. Estudió arte dramático en la Universidad de Columbia (Nueva York). En 1955 dirigió el Teatro de Arena de São Paulo.
En 1971, después de ser detenido y torturado por «activista cultural», se exilió a Argentina, donde vivió cinco años y donde escribió Torquemada (1971) y Teatro del oprimido (1974). Vivió también en Perú, Ecuador y Portugal, donde trabajó con el grupo teatral A Barraca. En París dio clases en la Sorbona y fundó en 1977 el CTO (Centre du Théâtre de l’Oprimé).
Regresó a Brasil en 1986, donde creó el CTO-Rio con el objetivo de estudiar y canalizar a través del lenguaje teatral los conflictos de clase, ciudadanía y cultura y las diferentes formas de opresión. El Teatro Invisible, el Teatro Foro, el Teatro Legislativo, el Teatro Imagen fueron algunos de los frutos de su incansable labor de experimentación e investigación en torno a un nuevo lenguaje escénico que destruyera las barreras entre actores y público y fuera una auténtica acción social.
En 2009, poco antes de su muerte en Río, fue nombrado embajador mundial del teatro por la UNESCO.
1. Teatro del oprimido
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Augusto Boal desarrolló los principios contenidos en Teatro del Oprimido en la década de 1970 en Brasil, en el seno de una renovación cultural en torno a la práctica del arte escénico como una actividad dedicada a la mejora efectiva de la vida de los grupos sociales más desfavorecidos. Fue en esta obra donde Boal articuló el embrión de un método que permitía facilitar el reconocimiento de la naturaleza y origen de las opresiones más profundas para poderlas combatir.
Su propuesta es subvertir radicalmente las convenciones que dominan el mundo de la representación, transformando al espectador en protagonista de la acción dramática para que pueda preparar acciones reales que le conduzcan a la propia liberación. Con espíritu brechtiano, de ahí partió la investigación de Augusto Boal que, a lo largo de los años, ha dado como resultado el Teatro Legislativo, el Teatro Invisible, el Teatro Imagen y el Teatro Forum y la práctica teatral en su vertiente terapéutica conocida como El arco iris del deseo.
En la Estética del Oprimido, Boal lanza las bases de una Estética que corresponda a las necesidades de los oprimidos, sin copiar las Estéticas dominantes de los opresores.
Teatro del Oprimido fue publicado originalmente en dos volúmenes en 1973 -el segundo titulado Juegos para actores y no actores– y pronto se reveló un texto ineludible de referencia, tanto en el ámbito de la creación teatral como en el del activismo político, la psicoterapia, el arte y la educación social. Ahora recuperamos en español una versión revisada y ampliada por su autor.
2. Juegos para actores y no actores
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«Boal ha conseguido lo que Brecht soñó: crear un teatro útil que resulte entretenido, divertido e instructivo. Es una clase diferente de teatro, una especie de terapia social -centra la mente, relaja el espíritu y proporciona a las personas una nueva perspectiva para su propia situación.» Richard Schechner
«Esta es una útil guía para profundizar en el Teatro del Oprimido de Boal. Hay que dar la bienvenida a su publicación, el trabajo de Boal merece y exige ser imitado.» Theatre Research International
Juegos para actores y no actores se inscribe en el movimiento teatral creado por Augusto Boal conocido como Teatro del Oprimido. Una corriente nacida en la década de los cincuenta en Brasil, en el seno de una renovación cultural generalizada que se desarrolla en torno a un principio esencial: la práctica del arte escénico como una actividad dedicada a la mejora efectiva de la vida de los grupos sociales menos favorecidos. Se trata ante todo de facilitar el reconocimiento de la naturaleza de las opresiones, para poderlas combatir.
El Teatro del Oprimido, corolario de la filosofía del reencuentro entre teatro y sociedad que Augusto Boal ha gestado, requiere para su práctica de un conjunto de ejercicios, más de cuatrocientos, recogidos en Juegos para actores y no actores y dirigidos tanto a actores profesionales como a aficionados. Más allá de sus orígenes teatrales, Juegos para actores y no actores se ha impuesto en todo el mundo como un texto fundamental en diversas actividades humanísticas: psicología, psicoterapia, arte, educación, trabajo social y trabajo político.
3. La Estética del oprimido
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«El ciudadano que desarrolla dentro de él al artista que es, aun sin saberlo, puede enfrentarse mejor a las industrias de la palabra, del sonido y de la imagen. El ciudadano que se deja ritualizar en la obediencia se vuelve un ventrílocuo del pensamiento ajeno y un mimo de sus gestos.» Augusto Boal
«Actores somos todos nosotros, y ciudadano no es aquel que vive en sociedad: ¡es aquel que la transforma!» Augusto Boal, Mensaje Internacional del Día Mundial del Teatro, 27 de marzo de 2009.
«Todos debemos hacer teatro para averiguar quiénes somos y descubrir quiénes podemos llegar a ser.» Augusto Boal
En La Estética del oprimido (2006), revisada y actualizada por el autor poco antes de su muerte en 2009, Boal fundamenta los principios de su célebre e influyente método –el Teatro del Oprimido– en una estética viva, que descubre en cada ciudadano a un artista y le exhorta a manifestar esa capacidad para rebelarse contra el lenguaje impuesto por los mecanismos del poder.
4. El arco iris del deseo
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El arco iris del deseo, un título que presentamos en versión revisada por Augusto Boal, abre una nueva etapa de investigación en la trayectoria de su Teatro del Oprimido, se trata del teatro al servicio de la liberación personal.
Partiendo de sus conocidas técnicas teatrales desarrolladas a lo largo de más de cincuenta años contra la opresión social y política -en las que el espectador se torna espect-actor pudiendo incidir en la propia escena-, Augusto Boal logra canalizar la energía transformadora de la representación teatral hacia la psicología.
El autor parte de la hipótesis de que la opresión –o “poli”, como él mismo lo expresa-, en muchas ocasiones, se encuentra principalmente en la cabeza de cada individuo, a pesar de que los verdaderos cuarteles de represión policial estén afuera.
El arco iris del deseo presenta una parte teórica, donde Boal explica su experiencia de trabajo en talleres teatrales y centros clínicos y otra parte eminentemente práctica donde, mediante la exposición y ejemplos de técnicas prospectivas, introspectivas y de extraversión, el lector encuentra los ejercicios que le permiten enfrentar sus propios miedos y prejuicios internos causantes en muchos casos de las opresiones más esquivas a un primer análisis -como pueden ser la soledad, el miedo al vacío, la incapacidad para comunicarse, por citar algunas- pero no por ello menos lastrantes.
Las técnicas que propone Boal resultan, según su propia experiencia, una forma eficaz de liberar al actor. Con El arco iris del deseo, Augusto Boal abre la puerta a una valiosísima propuesta de investigación capaz de conectar la representación teatral y la psicología.